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EN EL CAMPO DE BEŽIGRAD PONÍAN A UN CENTENAR DE PERSONAS EN EL TANQUE Y LENTAMENTE LO LLENABAN CON AGUA HASTA QUE SE AHOGASEN TODAS (el testigo menciona los nombres de los responsables del asesinato de 10.000 personas)

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La foto del tanque es simbólica

Bežigrad – Celje

Testimonio de un refugiado esloveno sobre la matanza de 10.000 prisioneros en los alrededores de Celje.

Ante esta Comisión en Roma se presenta el joven K.L.V., nacido el 16.6.1936 en Celje y declara lo siguiente:

En el momento de la capitulación de Alemania (9.5.1945) pasaron a través de Celje unos cuantos ejércitos en retirada: alemanes, croatas (estos más numerosos que el resto), domobrani eslovenos viniendo de tres direcciones: desde Zidani Most, desde Rogaška Slatina y desde Maribor-Št. Juraj y en general se desviaban en dirección a Vojnik-Dobrna-Slovenj Gradec y Žalec-Slovenj Gradec.

Muchos soldados fueron tomados prisioneros, y después los traían de distintas partes. Desde mi casa vi muchas columnas de prisioneros en el estado más miserable, harapientos, hambrientos y desfallecientes. En el camino había muertos y asesinados; es que a aquellos que no podían continuar caminando o querían tomar agua los guardias los mataban. El comandante de los partisanos era un tal Palček, oriundo de la aldea de Dramalj, y su comando se hallaba en la aldea de Zgornje Slemene cerca de Dramalj. Después llegaban nuevas unidades de partisanos, y me acuerdo especialmente de una brigada bosníaca pues su jefe fue puesto como comandante de Celje, y no sabía ni siquiera firmar, sino que en lugar de la firma garabateaba una especie de línea.

A los prisioneros comúnmente los llevaban al campo de internación de Bežigrad cerca de Sv. Ana, alejado cinco kilómetros de Celje en dirección noreste. Los partisanos pusieron alambre de púa alrededor del campo así que huir era casi imposible. El campo se hallaba en la ladera entre Bežigrad y Sv. Ana, alejado alrededor de un kilómetro y medio de los dos lugares, y al lado del mismo pasaba la carretera Bežigrad-Blagojna. Varias veces visité ese campo cuando los partisanos lo abandonaron, y conté ocho barracas; la longitud de cada una era de unos 30 metros. En el medio se hallaba un tanque de cemento, que se levantaba del piso unos 40 centímetros. En dos partes hasta el mismo llevaban cuatro escalones. Tenía una puerta fuerte. En una barraca estaba la oficina del comando del campo.

A los primeros prisioneros los trajeron allí el 10 o el 11 de mayo de 1945, unos cuantos días después de la finalización de la guerra. La matanza comenzó enseguida, tal vez el primer día. El comandante del campo era Franc Sotošek, de 28-30 años de edad, hijo del sastre de Blanca cerca de Rajhenburg. Después fue jefe del Servicio de Seguridad del Estado en Ljubljana y Celje, y luego jefe de la Cooperativa de Trabajo Začret, pero por malversación y estafa fue condenado a 18 meses de cárcel. Lo conozco personalmente: alto, robusto, sin un ojo. Lo reemplazaba Anton Sume, oriundo de Ljubečna. Entre otros policías criminales que perpetraban matanzas estuvieron también N. Benešek oriundo del municipio de Dobje (cuyo apodo comunista era „Luka”), Štefan Krušč, también de Dobje, y Ruden, empleado en la fábrica Ulmann.

A los prisioneros los mataban de distintas maneras. En el tanque metían de 100 a 200 personas, los apretaban, y tenían que quedarse agachados porque el tanque era muy bajo. Entonces dejaban correr lentamente el agua y así los ahogaban a todos. Otros prisioneros sacaban sus cuerpos y los enterraban junto a los fusilados. Antes del fusilamiento los desvestían hasta dejarlos casi desnudos, los llevaban hasta un pequeño valle en la carretera Bežigrad-Blagojna, debajo y alrededor del campo en dirección a Sv. Ana. Los prisioneros debían cavar su propia fosa, y luego los fusilaban en masa con armas automáticas. A los muertos o medio muertos los enterraban bastante superficialmente, pues en ese lugar no había tierra suficiente, y los verdugos estaban muy apresurados. No me es conocida otra manera con la que los mataban, excepto que en el campo había un mecanismo para torturar y allí algunos murieron por las torturas.

Como el campo estaba repleto, y muchos prisioneros vivían apretados afuera del campo, supongo que allí podría haber entre 2.000 y 5.000 personas. Los asesinados rápidamente eran reemplazados por nuevos candidatos a la muerte. Las principales víctimas fueron los domobrani croatas, luego los domobranieslovenos, un determinado número de alemanes y, finalmente, civiles, entre los cuales un significativo número de mujeres. No sé cuál es el número de muertos, pero se calcula que fueron más de 10.000, mayoritariamente croatas. De estas matanzas diurnas y nocturnas saben todos los habitantes de Celje, y más aún los de los alrededores, especialmente aquellos de Ljubečna, Blagojna, Sv. Ana, Zasret y otros lugares cercanos. Hasta fueron dictadas también sentencias de 15 años de cárcel a aquellos que fotografiaron a las víctimas asesinadas. El ejército yugoslavo comunista abandonó ese campo en marzo de 1946. En ese tiempo todavía recorría los alrededores del campo y las escenas de la matanza masiva pues el acceso al campo mismo estaba rotundamente prohibido. Estas matanzas en masa sucedieron en mayo y junio, y el ritmo de las mismas disminuía hasta septiembre de 1945. Después de marzo de 1946, juntando proyectiles, estuve en el campo y en los mataderos. Ahora allí habitualmente se llevan a cabo maniobras y ejercicios militares. Los mataderos y las fosas se hallan en esa hondonada. Hay diez fosas comunes, de 250 metros de largo y 18 metros de ancho cada una. Están en forma paralela y ocupan una parte de dicha hondonada. Aún hoy se siente el hedor y el terreno es intransitable, pues se mueve y es inseguro, y las piernas se hunden en el suelo. Vi como de esas fosas asoman cabezas con cabello, manos y piernas, y también vi como los perros desparraman los huesos de los fusilados.

Vi también fosas comunes junto a la frontera austriaca, para ser exacto, a 4 kilómetros de Prevalje, en el cruce Prevalje-Mežica, cerca de la Cooperativa de Trabajo Campesina “Kraljevo” y no lejos de la casa del campesino Vodepa. Allí cerca está la iglesia semidestruida. Hay menos fosas que en Bežigrad, y pienso que allí están enterradas alrededor de 2.000 personas asesinadas por una brigada bosníaca. Según cuentan los campesinos, el último que pereció fue el comandante de esa unidad de soldados croatas.

Por lo dicho arriba y en parte visto con mis propios ojos estoy dispuesto a jurar y a dar testimonio bajo amenaza de cualquier tipo de sanción. Aquello que sucedió en el campo me lo contó mi tío, que estuvo allí cuatro meses y presenció estas terribles escenas. Mi tío ahora vive en su casa.

Este testimonio me fue leído y lo confirmo como exacto y verídico.

Roma, día 21 de julio de 1954

K.L.V., firmado con puño y letra

Agrego que sobre este asunto existe una carpeta de 15 centímetros de grosor en la dirección de la policía comunista en Celje (Servicio de Seguridad del Estado), el ex edificio Ravnikar cerca de la policlínica, Departamento de Agitación y Propaganda, registro 4, repisa de la parte izquierda, sección 2. La tuve en mis manos.

Una advertencia importante: Por este testimonio y otros que se encontraron en el libro “La Tragedia de Bleiburg del pueblo croata”, Barcelona, año 1976, el Servicio de Seguridad del Estado en 1971 asesinó a Ivo Bogdan que publicó el libro en idioma español bastante antes que esta versión en croata del año 1976. ¡Más sobre eso en el artículo/članku!

Fuente:

Vinko Nikolić, Bleiburška tragedija hrvatskog naroda (La Tragedia de Bleiburg del pueblo croata), Barcelona, año1976.

Redacción/crímenes comunistas

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