La tragedia de Bleiburg se refiere a los eventos ocurridos en mayo de 1945, cuando miles de soldados y civiles, en su mayoría croatas, miembros de las fuerzas derrotadas del Estado Independiente de Croacia (NDH), junto con sus familias, intentaron huir del avance del ejército partisano hacia las fuerzas aliadas occidentales. Su destino era la ciudad de Bleiburg en Austria, donde esperaban rendirse a las fuerzas británicas estacionadas en la zona.
Sin embargo, las fuerzas británicas se negaron a aceptarlos y los entregaron a los partisanos yugoslavos liderados por Josip Broz Tito. Después de su rendición, siguieron ejecuciones masivas y deportaciones, conocidas como las «Marchas de la Muerte» (Križni put en croata), durante las cuales decenas de miles de soldados del NDH, civiles, mujeres y niños fueron obligados a marchar de regreso a través de Yugoslavia. Muchos fueron ejecutados sin juicio.
Se estima que entre 50.000 y 100.000 personas murieron durante la tragedia de Bleiburg y las subsiguientes Marchas de la Muerte, aunque el número exacto de víctimas sigue siendo objeto de investigaciones históricas. Estas víctimas del comunismo fueron durante mucho tiempo un tema tabú en la antigua Yugoslavia, y solo con la caída del comunismo a principios de los años 90 se comenzaron a discutir abiertamente la tragedia de Bleiburg y los sufrimientos que siguieron.
Cada año, en mayo, se celebra una conmemoración en Bleiburg para honrar a las víctimas de este evento. Además de rendir homenaje a los caídos, esta conmemoración también sirve como un símbolo de recuerdo para todas las víctimas del régimen comunista en la antigua Yugoslavia, cuyos sufrimientos a menudo fueron ignorados en las narrativas históricas de ese período.
La tragedia de Bleiburg y las Marchas de la Muerte dejaron cicatrices profundas en la memoria colectiva del pueblo croata y en la región en general. Las heridas de estos eventos aún generan debates en la sociedad actual, pero es innegable que las víctimas de Bleiburg y las Marchas de la Muerte representan un oscuro capítulo en la historia del siglo XX, que no debe ser olvidado.