Hermana Carmela Antonija Premrov
Karmela Antonija Premrov
La Compañía de las Hermanas de María es fundada en tierra eslovena. Su fundadora, la hermana de la misericordia de Graz Leopoldina Brandis, se dedicó firmemente al trabajo caritativo. Vio nuevas necesidades y buscó nuevas posibilidades. A las hermanas de la misericordia las reglas habituales de ese entonces no les permitían permanecer con los enfermos durante la noche y comenzó a educar a muchachas que estaban dispuestas a dejarlo todo y dedicarse con amor maternal a los abandonados y enfermos en sus domicilios.
En Ljubljana, en el refugio de sv. Jožef, en el que hoy está el hogar estudiantil en la calle Vidovdanska, el año 1878 les dio el hábito a tres muchachas. Eso marcó el comienzo de la Compañía de las Religiosas Sanitarias, que el año 1926 inició su camino autónomo con el nombre de Hermanas de María de la Medalla Milagrosa.
El nuevo régimen comunista de posguerra interfería cruelmente la actividad de las hermanas. La casa de su madre es nacionalizada, las hermanas expulsadas. Tuvieron que buscar vivienda y trabajo: entre sus familiares o conocidos, en hospitales, en asilos de ancianos, en fábricas, como amas de casa en parroquias o conventos de varones. No podían cumplir con su misión, no podían usar la ropa de monja. Las hermanas de las comunidades de Maribor y Celje fueron llevadas a trabajo forzado en Kočevje.
Edvard Kocbek vio muchas cosas de cerca y escribió (aunque las autoridades intentaron aislarlo completamente). Así él escribe en el diario el 17 de abril del año 1947 su cada vez más clara percepción de que “el régimen actúa cada vez más indeclinablemente contra la Iglesia”. Escuchó que “ahora persiguen a las hermanas de Notre-Dame de Ljubljana, como así también a las hermanas escolares en Šišak y a las salesianas en Rakovnik.” Un partisano y una partisana “iniciaron la iconoclasia.” Entonces Kocbek escribe: “Kraigher (Boris, ministro del interior) dice claramente: ‘Esto es una guerra entre la iglesia y el estado, en la que el estado no va a aflojar hasta que la iglesia no caiga de rodillas’.”
Antonija Premrov nació el año 1912 en Martinjak al lado de Cerknica, ingresó a la Compañía de las Hermanas de María antes de la guerra. Como monja, la hermana Karmela estudió para enfermera en el Instituto Vincentinum, y al mismo tiempo estudió música y se transformó en organista; era un talento muy especial para la música y el canto. Trabajaba en el Hogar de Schleimer de entonces. Con la llegada de los comunistas al poder en el año 1945, las circunstancias de la actividad de las hermanas cambiaron dramáticamente. Las autoridades en 1948 cerraron el convento. Antonija Premrov retornó a su casa y se empleó en un taller de costura. Como enfermera acostumbrada al trabajo con pacientes, accedió al pedido y fue a conocer a una mujer enferma con invalidez, que estaba en silla de ruedas. En ese tiempo en la parroquia de Cerknica no había organista y fue llamada, a pedido del párroco, como organista. El coro era fuerte en número, en el mismo cantaba mayormente gente joven, a muchos los atrajo para que participen la popular monja. El coro reanimó las misas, y la vida religiosa en la parroquia se reanimó visiblemente.
La hermana Karmela Antonija Premrov les molestaba cada vez más a las autoridades comunistas. Los testigos saben decir que a comienzos del año 1949 en las reuniones del partido los comunistas hablaban sobre qué hacer con esta hermana, que tanto influye en la vida religiosa en el lugar. Cuando el 14 de enero fue a la prueba de canto, los comunistas de Tito la arrestaron, la empujaron al automóvil, y luego durante varios días la torturaron y humillaron hasta el extremo. Uno de los torturadores, del lugar, dijo más tarde que lo acompañaban incesantemente los ojos de la hermana muerta.
Su cuerpo fue arrojado al Lago de Cerknica. En agosto de 1951 el lugareño Žnidaršič golpeó en los restos en descomposición de la hermana mientras guadañaba junto a la orilla del lago donde se retiró el agua. Los lugareños quisieron sepultarla dignamente, pero las autoridades comunistas impidieron eso. Se llevaron todos sus restos y los tiraron en un lugar desconocido. Hasta el día de hoy no fue sepultada dignamente.
Evidentemente se tenía temor de su influencia aún después de muerta. Una señora, que personalmente conocía bien a la hermana Karmela, dijo: “Fue asesinada para arruinar el canto participando de la misa. Haciendo eso, imposibilitaron la vida religiosa para que la religión sea lo más débil posible. Sabe, murió de una muerte tal que fue mártir.”
Fuente:
radio.ognjisce.si
Redacción/crímenes comunistas
