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EN LA FOSA DE BEZDAN CERCA DE RIJEKA SIN JUICIO FUERON ASESINADAS ENTRE 500 Y 1.500 PERSONAS (Traemos le conmovedora carta que le escribió a sus padres el párroco Martin antes del asesinato)

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Oración por el primer cura párroco de Sušak Martin Bubanj, asesinado junto a la fosa de Bezdan el año 2019.

Fosa de Bezdan – Rijeka

La fosa de Bezdan es solamente una más de los varios cientos de fosas en las que los partisanos de Tito en nombre de la ideología comunista arrojaban a sus víctimas después del desalmado asesinato. En la fosa de Bezdan perdieron trágicamente sus vidas, sin juicio y sin culpa probada, entre 500 y 1500 personas, mujeres, ancianos y soldados prisioneros. El verdadero número se determinará cuando se lleve a cabo la exhumación de estas víctimas y las mismas sean dignamente sepultadas. El párroco de Sušak Josip Manjgotić, sucesor del párroco asesinado Martin Bubanj, no permitió que también este lugar de ejecución caiga en el olvido.

Sobre eso se habló por primera vez recién después de la desintegración de Yugoslavia, y el acceso a esa zona estaba prohibido, porque ahí estaba el terreno del ejército yugoslavo. Después de la terrible masacre, la fosa se tapaba con distintas clases de basura, y luego también con material residual de »Vulkan«. Aún también hoy cuando uno viene a Bezdan y remueve la tierra, a unos cuantos centímetros de profundidad se va a encontrar con un elemento negro de estructura polvorienta.

A las primeras menciones de esta terrible tragedia le siguieron las reacciones de los partisanos locales de Kostrena. Primero decían que allí se arrojaba a los animales. Después, no obstante, decían que allí había también personas ejecutadas, pero que ante todo eran alemanes que no se quisieron entregar y unos cuantos traidores domésticos.

Pero al parecer la verdad es no obstante algo distinta. Gracias ante todo al trabajo perseverante de Josip Manjgotić, sucesor del asesinado párroco Bubanj, se logró descubrir la largamente escondida verdad sobre los crímenes partisanos contra personas inocentes. Él durante años, todavía en los tiempos de plomo, todos los años en el día del asesinato de Bubanj, el 27 de abril, celebraba en la iglesia parroquial una misa recordatoria por él. También durante años silenciosamente recolectaba datos y documentos sobre Martin Bubanj y declaraciones de distintos testigos.

Los viejos habitantes de la costa decían que la columna de los ejecutados iba desde Rijeka hasta Kostrena, eso significa que era de más de cinco kilómetros. A algunos los traían en camiones. Los reunían al lado de la escuela vieja, hoy edificio del Municipio de Kostrena. Allí eran vigilados hasta el anochecer, y entonces atados con alambre eran llevados hasta la fosa de Bezdan, torturados y asesinados. Un hombre logró salvar la cabeza después de que uno de los capitanes partisanos lo sacó de la fila como panadero. Durante años en las playas de Kostrena aparecían cadáveres, pero la pregunta es si en verdad aparecían en el agua las víctimas de Bezdan o alguna otra cosa.

Después del ingreso de los partisanos a Sušak el 21 de abril de 1945, el párroco Bubanj enseguida es arrestado entre los primeros y llevado a la escuela en Kostrena, donde fue retenido unos cuantos días. Fue fusilado y arrojado a la fosa de Bezdan en Kostrena muy posiblemente ya el 27 de abril del mismo año. Adicionalmente fue levantada la acusación del Tribunal Militar de Ogulin contra él, que fue escrita por un tal Benedetti en mayo de 1945, ¡después de que el párroco Bubanj ya había sido ejecutado! En esa acusación se dice, entre otras cosas, que como “partidario del Estado Independiente de Croacia” celebraba “conferencias con el obispo Srebrnić, con Krešo Vranić y otros líderes chetniks y de la Guardia Blanca”, que “simpatizaba a los angloamericanos”, pero “no apoyaba el movimiento ustachi al que criticaba y del que se burlaba”. Fuera de eso era “muy inteligente, amable y bueno hacia la gente, así que todos lo querían. Les ayudaba a todos, y aun a los partisanos los sacaba de la cárcel. De esa manera quería esconder su verdadero trabajo.”

Martin Bubanj (Križišće/Mali Dol, 12 de noviembre de 1898 – Kostrena, 27 de abril de 1945), párroco y catequista, dejó una carta a sus padres:

“¡Queridos padres! No sé qué va a pasar conmigo. Si voy a ir a algún lado, o no voy a ir. Las circunstancias son muy difíciles. Yo en mi alma no tengo nada, mal no le hice a nadie. A todos los que pude ayudar, yo les ayudé. Cuanto tiempo perdí cruzando los umbrales de distintas oficinas para ayudar a la gente. No obstante, escucho que se horrorizan de mí, escriben contra mí en sus diarios, etc. Si me quedo y pierdo la vida, sepan que eso es porque soy un sacerdote católico que predicó y defendió su fe… Segundo, porque siempre me sentí croata y siempre sentí por el pueblo croata y le ayudé a ese pueblo cuanto más fue posible… Todo lo demás que esté en manos de Dios. Si pierdo la vida, no lloren nada, hasta tienen que estar orgullosos de que haya perdido la vida por Dios y la fe… Recen a Dios por mí, solamente Él me va a cuidar. Los ama y los saluda Vuestro Tinko.”

El párroco Manjgotić durante años de investigación hasta logró saber sobre los verdaderos autores de ese crimen: »Uno de los ejecutores todavía está vivo, y dos murieron. Yo hablé con él, pero cuando se comienza a hablar de eso, no quiere decir nada. En ese entonces tenía veinte años« (En Sušak se levantó la primera placa recordatoria a la víctima de la violencia comunista en Croacia, »Novi list«, 18 de mayo de 1995, pág. 5). Emil Kratil, maestro para pianos, que en 1945 primero fue incluido en el grupo de los que iban a ser ejecutados, y luego fue liberado ante la misma fosa, muchos años después describió el encuentro con uno de los ejecutores en la fosa de Bezdan: »Esto se los cuento pues hoy viví un golpe tal que me sentí mal al ver a uno de los partisanos de Kostrena, yendo a lo de una familia que me llamó para que afine el piano« (»Zvona«, Rijeka, abril de 1995, pág. 4). Lucija Cibić del pueblito de Šodić en Kostrena se encontró casualmente cerca del lugar de ejecución y vio la ejecución de Bubanj: »Nosotras las mujeres fuimos allá a ver. Pero los vimos todavía vivos cuando los trajeron hasta la fosa. Nos escondimos detrás de un cedro, lejos, no cerca. Vimos que trajeron a dos personas, los pusieron al lado de la fosa. Los trajeron los partisanos. Primero le preguntaron algo a él, y luego lo desvistieron, le dieron el devocionario para que rece. Lo vi así, de perfil. Aquella señora quería gritar. Y nosotras no podíamos hacer nada porque también nos podrían arrojar a la fosa. Y de esa manera nosotras a través del arbusto espiábamos. Y entonces al cura lo golpearon aquí (muestra la nuca) y lo arrojaron a la fosa. Y después también a la señora, una linda señora, de no más de cincuenta años. Entonces nos escapamos enseguida con los animales« (Sangre coagulada hasta los tobillos, »Večernji list«, 1 de septiembre de 1990, pág. 10).

Srećko Fužinac, otrora jefe del centro investigativo de la Comisión para la Investigación de las Víctimas de la Guerra y la Posguerra para la zona de los ex municipios de Delnice, Crikvenica, Čabar, Krk, Mali Lošinj, Opatija, Rab, Rijeka y Senj, describió todo el procedimiento partisano: »A las personas las reunieron en la escuela de Kostrena y en una villa de Sušak, desde donde después en varias veces, en columnas los llevaban hasta la fosa de Bezdan de Kostrena, el lugar de su ejecución. Allí fueron traicioneramente asesinados, según las declaraciones de testigos, varios cientos de personas atadas con alambre, degolladas y fusiladas en medio de gritos y gemidos pidiendo auxilio… El acceso a la fosa en ese entonces y todavía mucho tiempo después estaba prohibido, y después fue minada, llenada con cal y luego transformada en el más común vertedero de basura« (En Sušak se levantó la primera placa recordatoria a la víctima de la violencia comunista en Croacia, »Novi list«, 18 de mayo de 1995, pág. 5).

Entre otras cosas Fužinac también declaró: »Mientras que los autores de este terrible crimen en Kostrena, los partisanos, cuyos nombres se conocen, y también se conoce que no eran croatas, después de la guerra experimentaron honores y vivieron en honores, sus víctimas fueron humilladas y el terrible cementerio de ellas fue convertido en un basural« (ídem, pág. 4). La anciana Antonija Kerner también recordó esos días penosos: »En medio del verano durante cinco días enteros y cinco noches junto a la fosa retumbaban los disparos. Luego los disparos cesaron, pero se escuchaban pedidos de auxilio…« (»Večernji list«, 25 de agosto de 1990, pág. 10).

Unas pocas personas con sus propias manos el año 2002 levantaron un monumento a las víctimas del terror partisano, sin ninguna ayuda financiera del estado o del municipio. Después de la finalización del monumento, se organizó una peregrinación. Era un día soleado y caluroso, el cortejo se reunió frente al edificio del Municipio y partió por el camino de la cruz hasta Bezdan. Había allí jóvenes y viejos, niños, mujeres, ancianas vestidas de luto que rezaban y lloraban… Josip Manjgotić celebró una preciosa misa: «Vinimos aquí con admiración temerosa porque para nosotros los creyentes todo cementerio es un lugar santo. Esta fosa está inundada con la sangre de muchos, pero también con el odio que todavía flota en el aire, cosa que sentimos también el domingo pasado. Los crímenes nunca prescriben, y también las perversidades hechas en este lugar son pecados que claman al cielo, independientemente de si son rojas o negras.  No obstante, para nuestro estado los crímenes no son iguales, porque solamente el nazismo y el fascismo fueron condenados, pero no el comunismo como lo hicieron Europa y el mundo. Aquí estamos como rezadores, y no como acusadores e investigadores que tendría que ser el trabajo de otros.»

Fuentes:

Zvona, Rijeka, abril de 1995, pág. 4

Večernji list, 25 de agosto de 1990, pág. 10

Večernji list«, 1 de septiembre de 1990, pág. 10

Novi list, 18 de mayo de 1995, pág. 5

Lokalpatrioti-rijeka.com

Redacción/crímenes comunistas

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